Toledo consiguió una marca de 77.27 en su cuarto y último intento clasificatorio, después de haber registrado 73.90, 72.04 y 69.93 en los lanzamientos anteriores.
Toledo, quien el domingo fue el abanderado de la delegación argentina, está sindicado como una de las estrellas del atletismo de los Juegos por la IAAF, al igual que el lanzador de bala neocelandés Gill y la garrochista sueca Angelica Bengtsson.
Pero la misión de Toledo en estos Juegos no será sencilla. Casi todos sus escoltas mostraron una clara superación personal (pbs para los ocho escoltas de Toledo). El segundo lugar fue para Marius Simanvicius con 76.17: procede de un país como Lituania, de gran tradición en la especialidad. Y en el tercer lugar apareció el estadounidense Devin Bogert con 74.24.
La final se disputará el próximo domingo a las 19 (hora local, la mañana del mismo día en la Argentina).
Toledo, en marzo pasado, estableció el récord mundial de menores (sub-18) en esta especialidad con el implemento de 700 gramos al registrar 89,34 m. en Mar del Plata.. Y en el 2009 había logrado la medalla de bronce en el Mundial de la misma categoría, en Bressanone.
Por su parte, la entrerriana Betsabé Páez compartió el primer lugar de la clasificación del salto en alto femenino con 1.76, avanzando a la prueba decisiva. Junto a ella quedaron con el número 1 la rusa Maria Kuchina, la polaca Aneta Rydz y la italiana Alessia Trost.
Otro de los argentinos que ya había entrado en acción, en la jornada inaugural, fue el mediofondista Federico Burno, 16º entre los 23 participantes de la eliminatoria de 3000 metros con 8m52s78 (en una prueba copada por la legión africana). Bruno quedó un poco lejos de sus mejores registros, pero hay que tener en cuenta que recién se está recuperando de una lesión que le mantuvo varias semanas fuera de las pistas.
En salto en largo, Leandro Monje ocupó el 13º puesto con 6.81m. en la etapa clasificatoria
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